DESCARGAR Cagliero 11 Junio 2012
Queridos misioneros salesianos
y amigos de las Misiones Salesianas,
En esta ocasión quiero recordar la vida y memoria
de un gran misionero que fue inspector de Brasil-
Manaus, Padre Benjamín Morando, SDB (1943-
2012), nacido en Italia y que ha gastado 48 años en
la Amazona del Brasil. Me acompañó durante dos
semanas en la visita de animación que hice a las
cinco presencias misioneras de Río Negro en la selva
amazónica de la Inspectoría de Manus, y murió
el 5 de mayo de 2012. Fue un desenlace imprevisto
debido a una embolia.
Meditando, algunas semanas después de su desaparición,
en el mensaje que nos ofrece Don Benjamín
he encontrado una palabra clave, INCULTURACIÓN
´. En la misión de Yaurete, precisamente la
más cercana a su corazón, fundó en 1994 un aspirantado
para vocaciones indígenas. Actualmente
tenemos ya cuatro sacerdotes indígenas de la zona
y un buen número de jóvenes salesianos en formación.
Dom Edson Damian, Obispo de São Gabriel da
Cachoeira, Brasile – Amazonas, un buen amigo del
P. Benjamín, ha compartido en la Eucaristía fúnebre
del 7 de mayo de 2012 en Manaus este testimonio:
P. Benjamín ha entregado 48 años de sus 69 de vida
a la misión en la Amazonia. Pero creo que ha sido la
Iglesia de Río Negro, especialmente en Yauaretê,
donde ha experimentado los mayores desafíos y donde
ha vivido los años más intensos de su vida, y era
fui feliz. Dado que la hermana muerte lo ha visitado
de sorpresa, no tuvo tiempo de escribir sus memorias,
pero ha dejado un testamento escrito con corazón
y pies. San Agustín dice que “son nuestros sentimientos
los que mueven nuestros pies”.
Su última actividad fue acompañar a P. Václav Klement,
consejero para las misiones salesianas. Juntos
han recorrido las cinco presencias esparcidas en el
vasto Amazonas del Río Negro. Y la última presencia
fue la misión de Yuaretê. Coincidió expresamente
con las celebraciones y las fiestas de la Semana de
los Pueblos Indígenas. Aquí P. Benjamín presidió la
última Eucaristía.
“Hablé con P. Benjamín cuando pasó por São Gabriel,
el día anterior de su regreso a Manuas con D.
Václav, sólo cuatro días después nos dejaría. Él ha
descrito con entusiasmo la vitalidad de los pueblos
indígenas de Yauaretê: La organización de las comunidades,
la belleza de las danzas, el trabajo de los
líderes laicos, las vocaciones salesianas, la próxima
ordenación sacerdotal. Me sugirió que preveía aumentar
la misión de Río Negro. Finalmente me dijo:
“La evangelización inculturizada se realizará cuando
tengamos más vocaciones y cuando los misioneros
indígenas de esta región se queden aquí”.
Hemos perdido un salesiano pero hemos ganado un
intercesor en el cielo. ¡La santidad de los misioneros
salesianos pasa a través del camino de la inculturación!